Hubo una vez no hace mucho tiempo, un gran almohadón blanco, mullido, lleno de plumas de oca que hacían muy agradable recostarse sobre él.En ese almohadón habitaban, en conjunto, todos los sueños habidos y por haber de las miles de cabezas que en él se posaban.
Convivían, en un mismo reino, deseosos por pasar a otro nivel y convertirse en realidad pues el espacio cada vez se reducía más y más y ya apenas podían respirar.
Un día, la cabeza de un niño en el almohadón descansó y soñando con cientos de sueños de sopetón se despertó. Soñó con un elefante rosa, con una gran mansión, con niños felices de la tierra que sonreían sin razón. Soñó con grandes aviones que a la Luna lograban llegar, con premios que grandes científicos luchaban por ganar, soñó con aguas limpias y verdes prados, con coches que volaban sin contaminar, con el fin de las guerras, con mujeres y hombres, todos por igual.
Y ese reino de sueños soñados explotó de repente por no poder convertirse ninguno en verdad.
El niño soñó que soñaba con un mundo ideal.
2 comentarios:
Ya me imagino el porte de la cabeza del niño,Dios¡¡¡¡ debía ser macroecefálico seguro.....y no me extaña que le explotara la cabeza pq en el la almohada también vivirían esos otros sueños húmedos y guarricos....con rubias,y pelirrojas,y morenas y suecas y de aquí y de allíy altas y bajas y rechonchas.....,eso si que es un "sueño de otro mundo"
mira que eres...
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